Esto escribía Máximo Ripoll ¿Jusà?, maestro de Benasque, una escuela rural, en enero de 1932 como presentación del periódico escolar “Alegría y Trabajo” nº 1:
“A modo de explicación.
Lector amable: no sonrías con escepticismo ante la noticia. Qué tu sonrisa sea benévola y comprensiva. Las Escuelas van a publicar esta hoja periódica. Tal vez en tus tiempos esto hubiera parecido un despropósito. La Escuela era para enseñar a leer, escribir y contar, ¿no? Pero los tiempos cambian. Hoy las gentes tienen otro concepto de la vida y en todas partes creen que la Escuela tiene que ser cosa muy distinta de lo que ha sido. Leer, escribir y contar es utilísimo, pero es poco. Siempre será preciso ser fuerte y bueno. Hay que adquirir conocimientos útiles, herramientas de trabajo, pero hay que saber además hacer buen uso de ellos. Y la experiencia demuestra que para conseguirlo es lo mejor hacer de la Escuela un centro de vida activa. Y para esto hay que buscar un trabajo que por sus varios centros de interés estimule a los niños y los empreñe en agradable labor, en la que puedan cooperar todos y trabajar en común. […]”
Máximo, según me cuenta Antonio Merino Mora, era catalán, republicano y de la CNT, y tuvo que marcharse de Benasque durante la Guerra Civil, dejando la escuela y la enseñanza que también daba a la población cuando la reunía en la Iglesia. Murió durante la guerra en Barcelona.
Pero al menos quedó su “hoja periódica” y con ella nos dejó constancia de que otra escuela ya era posible en Benasque hace casi 90 años, una escuela viva, una escuela en la que los niños eran el centro de los procesos de enseñanza-aprendizaje, con la investigación del medio, la realización de talleres y centros de interés, el uso de metodologías activas sin libros de texto ni exámenes, fomentando la cooperación y el trabajo en grupo… Una pena que, como a tantas maestras y maestros que estaban poniendo en marcha una educación de vanguardia en Europa, un golpe de estado terminará con su vida y con su impresionante trabajo.
Entre los autores de esta curiosa publicación encontramos a Victoriano Murciano, José Palomera, José Calderón, Luis Ruiz, Constantino Murciano, Francisco Bordetas, José Plana, José Mora, Elías Murciano, Ramón Artiga, R. ¿F…?, José Antonio ¿Arcas?, Marcial Mora, José ¿Perruc?, Manuel Lomillos, Luis Lozano y Alejandro Ruiz.
Gracias a Mª Victoria Alcañiz Sancho, la archivera de la comarca, que me dio la información sobre su existencia, y al Ayuntamiento de Benasque por permitir su reproducción, puedes disfrutar, muchos años después, de estos encantadores textos, de sus ilustraciones, de sus chistes y anuncios, de sus problemas y operaciones, y de un contenido que, entre otras cosas, nos cuenta como se celebró la “accidentada” fiesta de San Sebastián de aquel año, las “extrañas” temperaturas de aquel mes, la inauguración de su taller de encuadernación escolar con un ejemplar de la Constitución Española comentada, o de lo que le ocurrió a “Pascualón el holgazán”.
Pienso que si ese maestro y esos niños hubieran sabido que su humilde trabajo iba a acabar distribuyéndose tantos años después por todo el mundo a través de Internet hubieran estado contentos y maravillados de que así ocurriera.
Sirva este artículo como un pequeño homenaje a tantos maestros y maestras que hicieron y hacen cada día de la escuela un lugar lleno de vida «activa», como proponía Máximo.
Si quieres disfrutar de la “hoja periódica” completa puedes abrir o descargarte este archivo:
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