Una de las suertes que tenemos en las escuelas rurales es que podemos enriquecernos con el territorio local del que formamos parte.
Así, el miércoles pasado disfrutamos de una pequeña excursión por nuestro municipio, el municipio de Sahún, para conocer una de sus tres localidades, Eresué, y su pequeña joya, la iglesia románico lombarda que con más de 800 años de antigüedad nos permitió acercarnos y sentir una parte de nuestro pasado.
La excursión la propuso Carmeta, nuestra profe de patués, como actividad final del curso y estuvo genial y divertida.
Vimos y dibujamos el valle desde “El Castillaso”, un altozano en la otra orilla del río Ésera.
Desde allí pudimos observar el Turbón, la mágica montaña de la Ribagorza donde las historias hablan de los akelarres que celebraban las brujas de los Pirineos en su cima.
Luego, caminando hasta Eresué, recorrimos un tramo del camino de “El Solano”, el viejo camino que ya en la Edad Media unía Roda de Isábena y el Monasterio de Obarra con Saint Bertrand de Comminges, y uno de los dos caminos tradicionales del valle que, junto con el de Chía, constituían las comunicaciones más importantes con el exterior del valle hasta que se abrió el Congosto del Ventamillo.
Y por fin, la visita a esa joya sencilla y desconocida de nuestro valle, la iglesia de Eresué, una iglesia que formaba parte de una ruta del Camino de Santiago que venía por la Ribagorza cuando la invasión musulmana cubría casi todo Aragón.
Luego gymkana por las calles del pueblo para localizar y dibujar las piedras que guardaban restos de nuestro pasado: inscripciones, escudos, marcas,…
Una gozada para todas. Gracias Carmeta!