“El juego es un derecho de la infancia, una necesidad y la única manera de aprender la vida “
En el juego explorando y experimentando el espacio los niñ@s obtienen sensaciones y emociones en movimiento.
Jugando descubren sus posibilidades motrices y aprenden a escoger los espacios y los materiales. Con ello se sienten competentes, segur@s de sí mism@s, disfrutan del placer de conquistar y viven los contrastes que les ayudan a organizarse psíquicamente.
Jugando se relacionan, se comunican y aprenden a vivir también la frustración.
También disfrutan transformando y creando otros mundos, el de los juegos simbólicos.
Tras jugar y vivir el placer de ser y actuar… nos paramos y sentimos el placer de pensar.
La práctica psicomotriz, las actividades libres autónomas y el juego libre, siguen siendo actividades poco consideradas por las personas adultas, y muy queridas y demandadas por las niñas/os.
En la medida en que ignoremos y no seamos capaces de escuchar y atender sus necesidades, ellos y ellas tampoco atenderán las nuestras, y nos sentiremos frustrados y con dificultad para realizar nuestra labor como educadoras/es facilitando los aprendizajes.
Voy a explicar en qué consiste la sesión de psicomotricidad semanal que va a durar unas 2 horas, es decir un tiempo suficiente para acompañar sin agobios los diferentes momentos que transita.
Disponemos de una sala muy amplia, y con el tiempo hemos ido adquiriendo diferentes materiales que ofrecer. Actualmente esto es así, pero no lo fué cuando empezamos (hace más de 15 años). Sin embargo hemos seguido adelante al ver el placer que supone para las niñas/os en el desarrollo de sus acciones y su juego, y la cantidad de información que obtenemos con la observación y facilitación de procesos.
También quiero decir que somos dos psicomotricistas en el centro, ambas formadas en la Escuela de Psicomotricidad del País Vasco.
“Para ser y sentir que un@ es, deben predominar los actos por iniciativa propia por encima de los actos reactivos”. Winicot .
Nuestra función no es de dirigir o proponer , sino más bien colaborar con el niño y la niña en aquello en que nos necesita, y ponernos a su servicio en la elaboración de sus actos.
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