María de la Peña Fernández en el último XLSemanal ha dedicado un estupendo reportaje a la escuela rural y a sus maestras y maestros.
Para ella “Las minúsculas escuelas rurales se han convertido en auténticos laboratorios de innovación que sacan los colores a los colegios de ciudad. Un ejemplo: la provincia de Soria rivaliza con Finlandia en matemáticas, comprensión lectora y ciencia. ¿Qué está pasando?
La imagen del maestro de pueblo un poco nostálgica, que vivía dentro de la escuela, hace tiempo que ya no existe. Hoy, muchos viven en las ciudades y recorren largas distancias para llegar a una escuela de un pueblo de pocos habitantes. No son maestros al uso porque un abismo separa la escuela rural de la urbana. Los maestros rurales han tenido que adaptarse a la dificultad de enseñar varios cursos a la vez. Niños de tres y cuatro edades diferentes conviven en una misma aula y son un máximo de 30 en toda una escuela. No hay fórmulas mágicas. Preparar diferentes actividades para cada nivel y programar las que se pueden hacer en grupo para que ninguno se aburra y todos aprendan. El esfuerzo del maestro es monstruoso. Las ventajas: que son pocos niños y la enseñanza es muy individualizada.
A menudo aislados, estos maestros luchan por abrir al mundo a los niños y suplir las carencias del entorno rural. Están en constante innovación y de ahí que la escuela rural sea ejemplo para los grandes colegios de la ciudad. Es el caso de Castilla y León, que ha sacado los mejores resultados en el último informe Pisa, entre otras razones por la alta tasa de escuelas rurales. Y la provincia de Soria es definida como la pequeña Finlandia.
La escuela rural y sus maestros son la llave de la despoblación. Con menos de cuatro niños, la escuela se cierra y es la muerte del pueblo. Visitamos a cuatro de estos educadores en la Comunidad de Madrid, Soria, Zaragoza y La Rioja.
Un paso al frente Los maestros rurales suplen a veces el hecho de tener pocos niños con actividades tan sencillas como salir y hablar con el panadero, el cartero, dar paseos y comentar los árboles…”
Reportaje completo: Maestros rurales: el milagro de la escuela mínima