En Heraldo de Aragón de 9/9/2020:
La comunidad educativa ‘Marina’ de Olba se planta ante la división de los alumnos en dos edificios por la falta de un aula correspondiente por ratio. Lo han hecho de manera literal, enterrando sus pies descalzos en la tierra del huerto ecológico, la base del programa educativo que sigue esta escuela.
El edificio cedido por el Ayuntamiento para alojar el aula necesaria se encuentra a tres kilómetros de la localidad, en un barrio al que hay que acceder por carretera y que presenta riesgo de inundación con cualquier crecida del Mijares, pero, sobre todo, es una zona alejada del eje vertebral que suponen el huerto y los talleres de cocina para el día a día de este proyecto educativo. “No es una huelga -ha recalcado Matilde Sotos, madre y parte activa de la comunidad-, el equipo educativo está trabajando. No podríamos decirles a nuestras hijas que no vengan a la escuela porque lo estaban deseando”.
La protesta del martes continuó con la lectura del manifiesto, seguida de un pasacalles reivindicativo-festivo acompañado de música y pancartas hasta la misma puerta del Consistorio.
Una educación diferente
El colegio de Olba basa su curriculum educativo en el huerto ecológico, los talleres de cocina y la empresa que gestionan los alumnos, sin apenas utilizar libros de texto ni hacer exámenes. Este sistema de enseñanza ha atraído cada vez a más familias hasta el punto de que el pueblo de Olba no cuenta con viviendas de alquiler. Los alumnos matriculados han ascendido de cuatro a 49 en las últimas dos décadas, e incluso se prevé llegar a los 54 en los próximos meses.
Desde julio de 2019 la comunidad lleva advirtiendo de la falta de espacio y este año, con el distanciamiento social requerido por la covid, esta necesidad se ha convertido en un problema. La solución planteada por el Ayuntamiento es provisional, según declararon fuentes de la DGA, hasta que puedan adquirirse los terrenos aledaños a la escuela actual para construir una ampliación.
Mientras tanto, los miembros de la escuela demandan un espacio donde poder continuar con el proyecto, una tarea “inviable” con la propuesta presentada, ha comentado la profesora, Melisa Martínez. La instalación de un barracón en el solar frente a la escuela sería la mejor opción para la comunidad. “Hemos hablado con el propietario y está dispuesto a negociar”, ha afirmado Matilde Sotos.
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