El pasado Martes de Carnaval, el 12 de febrero, volvimos a celebrar el Carnaval en Sahún y disfrutamos, una vez más, de esa sensación de que la escuela puede romper sus muros e integrarse con el pueblo que la acoge y que la arropa y, a su vez, aportarle y transmitirle su trabajo y sus ilusiones.
Son esos momentos en los que se produce la magia y se palpa que merece la pena trabajar en y por una escuela rural. Momentos en los que la gente del pueblo abre la puerta ilusionada por la algarabía que los envuelve y les conecta con su propia infancia y su pasado; momentos en los que las niñas y niños se sorprenden de que, en las casas del pueblo que no conocen de nada, les dan galletas, huevos, dinero, longanizas,… y hasta naranjas
simplemente por pasar por allí cantando y bailando y pasándoselo bien, descubriendo y viviendo por un instante que todas las personas, aunque no las conozcamos estamos conectadas y es bueno y enriquecedor para todas compartir momentos y alegrías.
No faltaron disfraces variados como en los carnavales de antes: desde el Spiderman de Teo o el Zorro de Dasha, al forzudo de Nadir con su mamá de zíngara, el hippie de Edurne y su familia, Aiçà con su mariposa, Olatz de otoño y Urko de fantasma de “scream”, y los estupendos Aleth y Martí de espantapájaros. Incluso teníamos al “increíble hombre bala” tocando la trompeta, el papá de Nadir, una mujer medieval con peluca más bien de Rod Stewart tocando la guitarra, nuestro querido Nacho, un “tubista” no sé sabía muy bien de qué, un fraile que se nos coló por allí, la mamá de Dasha, y un maestro disfrazado de adefesio por llamarlo de alguna manera.
Ni faltó la música acompañando y llenando las calles y las casas de Sahún de alegría gracias a Ramón, Pablo y Nacho.
Ni siquiera el frío del final de la tarde que hizo que tuviéramos que refugiarnos cuanto antes en el cole porque las caras y las manos eran auténticos témpanos de hielo.
Ni la merienda de Carnaval con una parte de lo recogido y con la compañia del resto de las familias que se acercaron al final.
Ni el aprender que el Carnaval era un momento del año que se celebraba antes de la Cuaresma para disfrutar comiendo, disfrazándose, convirtiéndose en otro ser por unos días y así poder transgredir con total impunidad las normas sociales antes de las penurias en las que se iba a entrar por el ciclo de la naturaleza, ya que se iban agotando los recursos de las casas en el final del invierno y todavía no habían llegado los frutos de la primavera y del verano, y por las tradiciones católicas de antes.
Ni tampoco faltó algo de trabajo de lectoescritura aprovechando la palabra Carnaval para hacer acrósticos…
Y, al final, cuando hablamos de volver a celebrarlo el próximo año, lo teníamos claro: ¡Sí!
Carnaval de la escuela de Sahún (2013)
Yo me lo pase muy, muy bien!!
Gracias Carnaval!!
Martí
Me gusto mucho ir por las casas bailando y cantando y lo que menos me gusto fue el frío. Carnaval te quiero…
Aleth
Carnaval de la escuela de Sahún (2013)
Yo me lo pase muy, muy bien!!
Gracias Carnaval!!
Martí
Me gusto mucho ir por las casas bailando y cantando y lo que menos me gusto fue el frío. Carnaval te quiero…
Aleth