1.-AGRADECIMIENTOS.
Gracias a las personas e instituciones que han organizado el Congreso. Por esta iniciativa y por invitarme y pensar que mi aportación puede enriquecer este acto, mucho más conociendo a muchas compañeras y compañeros, que trabajando en el mundo rural, podrían hacerlo mucho mejor que yo, cualquiera de vosotras, cualquiera de vosotros.
Gracias compañeras, compañeros. A quienes estáis aquí, a los que no están y que con su presencia en el aula, hoy un poco más cargada, permiten que estemos nosotros aquí. Gracias a quienes estuvieron en la educación en el medio rural y para el mundo rural, ellas nos acercaron el horizonte, de ellas aprendimos;. Gracias también, a quienes estarán y se enamorarán de una escuela, de una forma de entender la educación, que, a fuerza de realidad, se separarán de cánones oficializados, apartarán la tecnocracia en la que en muchas ocasiones se limita la labor docente, y, desde un trabajo artesanal, se pondrán en íntimo contacto con personas y territorio, involucrándose con la tarea educativa, más que como una profesión, como aventura de vida. Me alegro de haber conocido en este congreso a muchas de las personas que están dignificando esta profesión, gracias también a todos estos ponentes y participantes que, a su trabajo cotidiano, han tenido que sumar el de preparar sus intervenciones aquí para hacernos este regalo de presencia y experiencia. Me voy contento con este escaparate fantástico y, a la vez, echo de menos muchos nombres, muchos colectivos, que me hubiera gustado ver aquí, a otros que estando aquí, hubiera agradecido un mayor protagonismo.
2.- RECONOCIMIENTOS
Celebramos el I Congreso de Educación en el medio rural. Sin embargo, no partimos de cero. Siendo ministro de educación Maragall, se celebró, seguramente con otro nombre (simposio, encuentro,..) una reunión de representantes de la escuela rural en POIO Pontevedra, a la que asistimos profesorado que trabajábamos en compensatoria, sobre todo en Centros de recursos. La compensatoría y las políticas del ministro aportaron un viento fresco que cambió radicalmente la situación en la que estaban la escuelas rurales: Centros de Recursos, CRIETs, preescolar en casa, educación de adultos, escuelas taller,… Con la experimentación de la Reforma surgieron experiencias enriquecedoras y se celebraron varios encuentros para intercambio. Las comunidades autónomas han ido organizando sus propios congresos. De aquellos tiempos, recuerdo colectivos muy activos con los que nos enriquecimos; además de a los compañeros de Aragón, recuerdo con especial cariño a los del Bierzo, a los de Cantabria, los de Ávila, los catalanes,…y a un gran amigo, Pedro Sauras, que fue el primer representante de la escuela rural en el MEC y que ocupó distintos cargo en la administración, aportando su sensibilidad y experiencia en la educación del medio rural. La normalización, la creación de los CRAss, contribuyó a un invisibilización de la escuela rural que, aunque debilitó las energías anteriores, no consiguió apagar proyectos bien interesantes que siguen perdurando. En la provincia de Huesca me apetece destacar la labor de Mariano Buera, director provincial que se recorrió una a una todas las escuelas rurales y se involucró personalmente con cada una de ellas, hasta su jubilación. En Aragón seguimos organizando todos los años jornadas de los dos mrps EVA y Aula Libre con una fuerte presencia de personas y actividades centradas en la escuela rural y estamos en contacto permanente con otros colectivos como los del valle de Baztan en Navarra, por hay está Nora y con nuestros amigos asturianos del seminario permanente de la zona norocidental que año a año, creo que van a celebrar el IX, también tienen sus propias jornadas. Necesitamos aprovechar todas las energías, trabajar a comunal como todavía se hace un muchos pueblos, crear una red permanente que haga visible la escuela rural y ponerla en el escaparate para que lleguen los recursos necesarios, contar con los apoyos precisos y sirva de modelo a otro tipo de experiencias educativas. Sólo aquello que se conoce puede amarse. Yo, como vosotros, la he conocido y hoy quiero presumir de escuela, porque estoy enamorado de ella. Entre gente tan sabia, yo solo puedo contribuir a este congreso con mi ilusión, entusiasmo, que no sólo no ha decaído en estos más de 30 años de profesión, sino que la sigo alimentando cada día. TENEMOS UN TRABAJO APASIONATE.
3. ME HAGO MAESTRO DE PUEBLO
Hijo, nieto, sobrino,… primo, luego hermano, en una familia con fuertes lazos afectivos llegados del pueblo en busca de un futuro mejor Allí nacen mis primeros y más sólidos aprendizajes. En la Zaragoza de la segunda mitad de los 50, en la que los niños podíamos ir solos y andando a la escuela.
Los patios y escaleras de las sucesivas casas en las que íbamos viviendo, las orillas del Ebro, los montículos de escoria industrial y la academia (internivelar) de don Millán (no había sitio para mí en la Escuela Pública y la familia no contaba con suficientes ingresos para una privada), fueron mis escenarios de lecturas, juegos y socialización, en un barrio industrial. El maestro: don Millán, mi referente, hasta el instituto. El modelo educativo del que quiero huir, sin conseguirlo del todo.
Mis abuelos maternos y el pueblo Albalate de Cinca en el que vivo: el contraste. Con ellos aprendí a disfrutar de las pequeñas cosas cotidianas, un mundo sin prisas, descubrir la grandeza de la vida,… saborear la libertad.
Abandoné los estudios a los 14 años. Comencé a trabajar. Probé la enseñanza nocturna. Pasé por Formación Profesional. Volví al instituto. Mi despertar a la conciencia social me llevó a Magisterio. Descubrí que hay maestros llenos de ilusión y valentía para cambiar autoritarismo por cuidado y me contagiaron. Probé el fracaso, las dificultades, el desánimo,… y también el logro tras el trabajo, la solidaridad, la utopía.
Más de treinta años de profesión apasionante: Ontiñena, Miralsot, Albalate, el Centro de Recursos de Ballobar, la Coordinación Provincial de la Reforma Educativa, el C.P.R de Fraga, Villanueva de Sijena (donde se desarrolló la experiencia Talleres de Sueños), el C.R.A. “Albeos”, en Albalate de Cinca, donde estoy en la actualidad. El contacto con tantas compañeras y compañeros, las lecciones de tantas chicas y chicos de todas las edades, compartir con las familias, vivir la administración desde distintos ángulos, pertenecer al Movimiento de Renovación Pedagógica “Aula Libre” y convertirme en padre,… me han ido haciendo maestro, por eso sigo aprendiendo con entusiasmo.
4.- Sí he probado en la escuela graduada. También allí he aprendido y por eso me pregunto: ¿Qué otras actividades en la vida se organizan por edades? Yo sólo recuerdo los deportes competitivos. Bueno, también cuando se trata de limitar derechos, se excluye a los más pequeños, a los más mayores, a quienes sufren carencias,…
Me apetece contaros el cuento del CAZADOR DE DRAGONES, si me lo permitís:
Había una persona interesada en cazar dragones. Se preparó a fondo para convertirse en el mejor cazador de dragones del mundo. Recorrió las mejores universidades, se diplomó, se licenció, se doctoró, hizo los más exigentes postgrados, los más completos masters,… al final se sintió satisfecho con su formación dispuesto a cazar dragones. En aquel mismo instante, descubrió que no quedaban dragones para cazar. Desde entonces se dedica a enseñar a cazar dragones. Zhungzi (celebre autor chino)
A mí, también me prepararon para cazar dragones, claro, no tan bien como a otros, tengo que reconocerlo. Yo tuve suerte, mi historia me había acercado a otras experiencias vitales y pronto me di cuenta de que podía seguir aprendiendo a vivir sin tener que enfrentarme a dragones, sin la obligación de enseñar a otros a cazar dragones. Nos juntamos y aprendemos juntos para gestionar nuestros propios miedos, las emociones, los sentimientos, los anhelos, los sueños,… sabiendo que formamos parte de un mundo en el que tenemos responsabilidades y la vida no nos es indiferente.
De vez en cuando, me encuentros con compañeros que siguen cazando dragones, uno de ellos no entendía que yo me gastara los puntos pidiendo un pueblo, sí una escuela de esas con clases ¿multinivel?, sí, aulas con rostros conocidos, con niñas y niños que aprenden unos de otros, con familias vecinas, con compañeros amigos,… porque las dimensiones humanas lo permiten. – ¡Claro, en las escuelas pequeña es más fácil!– Me dice mi colega. – Y si la educación resulta más fácil en las pequeñas dimensiones, ¿por qué no hacemos de esas dimensiones los centros educativos? Lo grande siempre se puede hacer pequeño.- Le contesto yo. Mi compañero está preparado para cazar dragones y no está dispuesto a renunciar a ello, seguirá enseñando a cazar dragones, aunque él también sabe que ya no existen dragones, tal vez por eso, el alumno, no se toma en serio sus enseñanzas, “no están motivados” y el entorno no le ayuda, a pesar de que mi amigo es un excelente profesional.
Hace tiempo que no discuto con él y le escribo contándole mis vivencias. La cultura urbana ha silenciado y ha hecho invisibles las otras realidades. También en educación se ha impuesto un modelo factoría: graduado, uniformado, por objetivos y productividad.
5. En el pueblo todavía quedan resquicios y por eso le cuento una tarde cualquiera de mi día a día en una Escuela tipo taller, con maestros artesanos en un entorno en el que buscamos el compromiso de toda la comunidad.
“El horizonte forma parte del patio de la escuela, justo en el momento que abre su muestrario de colores. Juan y el señor Luis marchan, sin prisa, acompañando a sus pequeños. El abuelo Tomás arrastra a regañadientes a su nieta que quiere quedarse un rato más. Mª Jesús espera en el coche para llevar a Loreto, Cristian y Verónica a la Escuela de Música del pueblo cercano (Está previsto organizar conjuntamente un espectáculo-taller para todo el CRA en la que el alumnado será el protagonista). Marisa apura a Marcos y Ramón que tienen que ir al entrenamiento. Minni, Helena, Mérilin, y otro grupo de madres más allá, permanecen hablando, mientras dan de merendar a los suyos o vigilan sus juegos, socializando el cuidado de los jóvenes que permanecen en el recinto escolar. Tienen especial cuidado en recoger todo, que no quede nada en el suelo. Parece que ha tenido éxito la campaña lanzada desde la escuela, la escuela y el pueblo, están más limpios y se recicla más. Los pequeños han tenido mucho que ver en este éxito. -Este tarro al contenedor amarillo, el de los envases- oigo decir a Denisa.
En un banco, Mohamé enseña orgulloso el libro que ha cogido de la biblioteca, esa biblioteca decorada y prolongada por todo el centro entre las madres, el alumnado y muchos profes; hoy le tocaba a él de bibliotecario. La lectura del libro en voz alta del niño sirve como excusa a quienes le rodean para comentar las actividades que se han generado desde la biblioteca. -¡Qué bonita está quedando la biblioteca y la escuela, da gusto entrar!-, -Ha sido muy buena idea, la de participar todos en la decoración-, -Además, se aprende sólo con pasear por los pasillos-, -¡Qué lástima que haya tampoco sitio además de las clases!, tenemos que mirar de conseguir la ampliación de la escuela-. Mohamé no se conforma y demanda su rato de protagonismo, insiste con la lectura de su libro. No tiene mucha suerte, a su auditorio le pueden las ganas de comentar y la escuela se convierte de nuevo en objeto de la conversación, se habla de ella con complicidad y respeto, se vive como propia: -La semana que viene vendrán los mayores de todo el CRA a hacer un taller con el ilustrador-, -Sí, y los pequeños irán al Cuenta cuentos-, -¡Qué bonita la revista que hacen los de infantil. Me encanta!-, -A mí me gusta la web del cole, hay días que me emociono , -Sí, qué cosas cuentan ¿verdad?, parece que conoces a los críos y de repente te sorprenden con cada cosa-, -Yo he escrito…- -A mí me toca la semana que viene contarles cuentos- , -Está teniendo mucha eficacia eso de que los chavales mayores cuenten cuentos a los pequeños-, -No sólo cuentos, también están haciendo trabajos que luego explican a los pequeños-, -Sí, que la mía me contó que hicieron un audiovisual de los mamíferos y luego fueron a explicarlo a la clase de los pequeños- .
La conversación gira en otra dirección y curiosamente, la escuela centra de nuevo la tertulia, quien escucha la escena descubre que las familias sí que se preocupan de la educación, aunque no siempre tengan recursos y orientación suficiente. Hablan de los talleres, de que el alumnado mezclado aprende unos de otros. Del éxito de participación y asistencia a los Carnavales, de que además de pasarlo bien habían aprendido mucho, que los chavales van a gusto a la escuela,…
Un grupo de los mayores se queda a terminar un trabajo en los ordenadores, Kaoutar, asume la responsabilidad del cuidado en ese rato, me pregunta cuándo viene sus amigos del pueblo vecino a la convivencia. Irene me lleva a parte y me hace un confidencia, necesita un consejo y me recuerda que mañana viene su madre para hablar conmigo, yo le invito para que ella también esté en la entrevista.
Otros chavales vuelven con el bocadillo y se han auto organizado un partido en el que grandes, pequeños, niñas y niños consiguen un frágil y funcional equilibrio. Observando la escena, Araceli y Santiago intercambian las anécdotas del alumnado del día. -Tenías que haber visto la cara de Alín cuando ha dicho ¡ah claro! se le han iluminado los ojos y se le ha puesto una sonrisa de oreja a oreja, en ese momento lo ha entendido todo, yo me he alegrado tanto como él-. -Y tú tenías que haber estado en ese momento que estaba hablando en clase y, de repente, se han quedado todos callados, todos me miraban con atención, yo notaba como estaban impresionados y que todo lo decía les estaba llegando, casi se me saltan las lágrimas-. Están presentes Pili, Fina y Fátima que acompañan a sus hijos y algunos de los vecinos, que se incluyen en la conversación y cuentan sus propias vivencias aportando la visión desde el otro lado. Cabe el humor, la distensión, la complicidad,… el sentirse miembros del mismo colectivo, compartiendo problemas y sueños.
Me quedo con Santiago. Hablamos de los problemas con algunos de nuestros alumnos. Me orienta sobre con quién hablar para utilizar Linux en la escuela, me da información sobre alguna familia. Apuntamos algunas soluciones y concretamos algunas estrategias. Nos enseñamos algunos trabajos de los que estamos satisfechos, aprendemos juntos, nos apoyamos, estamos apasionados con nuestro trabajo. Sólo son las seis de la tarde.
Reviso las tareas de los chavales, corrijo los artículos que han mandado a la web y quedan publicados. No tarda en llegar Germán, habíamos quedado a esa hora. Viene de trabajar, agricultor del pueblo, licenciado en historia, que está preparando las oposiciones de Secundaria. Me trae propuestas de trabajo: -Tenemos estos restos históricos…, he encontrado esta información…, he recorrido estos caminos…, te traigo estos mapas…, guardo este artículo,…-. Le cuento que he hablado con Tere, una de las madres, me ha confirmado que podemos contar con ella para hacer el taller de cocina. Se nos pasa el tiempo buscando proyectos a realizar, está dispuesto a colaborar. Contamos con personas, instituciones, recursos,… y además tenemos la genialidad de la infancia y la juventud con su curiosidad, ganas de hacer, sueños que cumplir, ansias por abarcar el mundo. Estos van a ser nuestros libros de texto, nuestras herramientas de trabajo, allí se va a fundamentar nuestra aventura de descubrir y aprender, allí vamos a volcar nuestro compromiso con la vida, una vida que queremos cuidar. Soñamos con convertir el pueblo entero en escuela y la escuela en un motor de desarrollo de la localidad, a la vez, que supone un referente fundamental en el desarrollo de cada individuo. Mientras tanto, me llama por teléfono Carlos, un vecino del pueblo de al lado y colaborador habitual en la web y en otros trabajos escolares, que me confirma su presencia para el próximo proyecto.
Cuando nos vamos, llegan las mujeres de la limpieza, me cuentan que han visto en la página del colegio la foto del murciélago, ellas lo habían descubierto limpiando y nos había servido para estudiarlo con los chavales. Nos despedimos hasta el día siguiente, cuando Encarna comenta: ¡Qué diferente resulta realizar un trabajo para mejorar el entorno, hacer un regalo, comunicarse, llevar acabo un proyecto colectivo, contar a su pueblo lo que pasa,…qué hacerlo únicamente para que lo corrija la maestra!.
Marchando, me encuentro con varios de los alumnos, nos intercambiamos bromas. Hablamos de la obra de teatro que estamos preparando para final del curso, en ella contamos los orígenes del pueblo y gran parte de nuestra historia, interviene todo el alumnado de las dos aulas de los mayores, todo original, hemos creado desde el guión hasta el último detalle del decorado, muchos profesores, las familias, además de algunos voluntarios, están colaborando,… y nos han ido contando detalles inéditos del pasado de la comarca. Todo el grupo estamos contentos del fuerte trabajo interdisciplinar que estamos haciendo. Uno de los chavales más problemáticos, sorprendiendo a todos, se ha prestado voluntario para leer un discurso final, texto que hemos preparado en clase entre todos. Gran parte de este grupo, ya no estará al curso que viene en su localidad, continuará su escolarización en un instituto próximo, por eso, me regodeo con satisfacción y entusiasmo imaginando el término de esa obra colectiva, ese instante final del curso, en el que lo último que reciban en la escuela de su pueblo sea el aplauso unánime de todo el Colegio y con él, el cariño y el reconocimiento de todo el pueblo, tras un gran trabajo.
Detrás de las Ripas aun clarea, el río camina paralelo al paseo que hoy he elegido para llegar a mi casa, me acompañan en mi caminar los primeros vencejos.- A ver si alguno de la clase se ha fijado y lo ponemos en la web del cole- Me siento artesano de la educación, hermanado con mi amigo, el que saca esculturas del boj, cuando me dice que sólo ayuda a sacar lo que ya estaba dentro, y hoy mi jornada ha concluido. O quizá no, todavía puedo encontrarme con un artículo de prensa, una lectura, una conversación con algún vecino del pueblo, el e-mail de algún compañero, un programa de televisión, un objeto abandonado en el contenedor de basura,… que pueda servirme para mi escuela. No, no tengo respuestas para todas las cuestiones, sigo buscando, entre errores y aciertos, continuo aprendiendo, desde una pequeña escuela, en un pueblo, en una sociedad que me cabe en un abrazo y, a la vez, conectado con un mundo con el que me siento comprometido”.
Me sigo emocionando cada día: a veces de alegría ante los logros del alumnado, en otras de rabia ante las carencias, las incomprensiones, los vacíos,… administrativos; en ocasiones solidario con mis vecinos y compañeros y, en otras, triste ante las frustraciones, abandonos, …el conformismo derrotero; noto cariño por las enormes posibilidades de aprender que el entorno y la vida nos ofrece y siento miedos, temores, ansiedades,… al ver que los tiempos se estiran o encogen independientes de nuestras necesidades e intereses.
6. ¿En qué mundo vivo? Lo sé, la educación en el mundo occidental está en crisis, también esa crisis llega al mundo rural, seguramente porque no se ha adaptado a las nuevas necesidades sociales e individuales de la actualidad. Demasiado sufrimiento se concentra alrededor del sistema educativo.
También sabemos que, a pesar de los permanente intentos de instituciones públicas y privadas, medios de comunicación, intelectuales (todo el mundo se permite hablar de educación) y no pocos responsables políticos y técnicos de dejar la educación que se hace en el medio rural y a sus habitantes como de segunda categoría. Se insiste en la idea de que da mejor calidad de aprendizaje los viejos modelos graduados y uniformantes, como si insistiéramos en el error de que los nuevos seres son recipientes vacíos que se van llenando por niveles según el aporte de los adultos.
Hace tiempo que conocemos los efectos beneficiosos del aprendizaje vicario, lo que se llama aprendizaje por impregnación, la ayuda mutua, el valor del modelo de los mayores sobre los pequeños y el papel de refuerzo que se hace en el aprendizaje de los mayores cuando colaboran con los pequeños. Destacan multitud de experiencias comprometidas con los habitantes de los pueblos y con la innovación educativa que presentan muy buenos resultados académicos y humanos en su alumnado. muchas de ellas premiadas, actividades de convivencia, de estudio del medio, de participación de la comunidad educativa, de gestión democrática, de aportaciones de la escuela al entorno, de estudios etnológicos,, de animación a la lectura,… incluso en la aplicación de nuevas tecnologías (tenemos el ejemplo de J. Antonio Blesa en Ariño y también aquí tengo un ejemplar de un gran trabajo que ha hecho J.Luis Murillo desde Sahún una unitaria del Pirineo, en software libre una adaptación de Linux para trabajar en la escuela, con todo tipo de aplicaciones, completamente gratuitas sin tener que piratear ni deber favores a nadie. Pero por si esto no fuera suficiente, se ha demostrado que el alumnado está mejor preparado y manifiesta conductas menos violentas, según ha demostrado en una investigación realizada por Antonio Bustos, director del colegio público de infantil y primaria Juan Ramón Jiménez del municipio Santa Cruz del Comercio (Granada).
CUENTO DE CANDELA
¿Sabes por qué te pusieron Candela?
Papá y mamá trabajan de maestros y a los dos les gusta mucho la educación, les gusta tanto la educación que piensan que puede cambiar el mundo.
Tú les cambiaste el mundo, como esa educación que ellos defienden. Por eso te llamaron Candela. Escucha este cuento y descubrirás que ya te querían antes de que nacieras.
Había una vez, una luz encendida en medio de la noche. La Candela. Alrededor vivía la comunidad. Cuando un grupo, o un individuo necesitaban luz, iba a la Candela a encender su lámpara. La comunidad mantenía la Candela permanentemente encendida. Había muchas comunidades y todas tenían, en un lugar destacado, una luz encendida. Una Candela.
Las comunidades se hicieron más grandes y encendieron grandes luces. Para mantenerla encendida buscaron a los mejores especialistas: los había de leña, los había de aire, había sopladores, animadores y cenicientas. La Candela les pareció un nombre demasiado modesto y le llamaron el Lucero. Al principio, la comunidad iba a buscar al Lucero su luz cuando la necesitaba. Los mantenedores del Lucero, administraban la luz con racanería, no se ponían de acuerdo en la cantidad, ni calidad de la leña, del aire, de ceniza,.. y muchas veces la llama no llegaba a su destino. Resultaba tan poco útil el reparto de luz que, poco a poco, cada grupo, cada individuo, fue recurriendo a otros proveedores y las luces centrales del Lucero dejaron de tener importancia. Cada uno cogía la luz de donde podía o le daba prestigio, algunos se aprovechaban vendiéndola y otros repartían sucedáneos como si fuera luz.
Desde entonces, hay algunas comunidades que se alumbran con algo que recuerda a la luz pero no tiene nada que ver con la luz original. Existen comunidades en penumbra. Muchas lámparas se han apagado. A las comunidades se les olvidó el camino para volver a encender sus lámparas. Los Luceros centrales apenas tienen quien los mantenga, resulta una dura tarea para sus cuidadores, también se están apagando.
Hay lugares donde quedan rescoldos que aún pueden reavivarse. Todavía hay algunas Candelas encendidas y quizá podamos aprender a encender nuestra propia luz.
Tú eres Candela, la luz de tus padres. En momentos difíciles les ayudas a ver claro.
Ya lo entiendo, mis padres me quieren a mí y también quieren una escuela que se parezca a un faro, para que en noches oscuras y días de niebla ayude a la gente a llegar al puerto. MININÍN
7. Muchos de los que aquí estamos, vivimos esta pasión, estoy seguro, Vamos a presumir de ello. Sigamos el camino de la escuela rural el procedimiento del contagio, hay mucho foco desde donde irradiar esperanza y pragmatismo a la vez, con la paciencia con que aprendimos a fuerza de mirar el cielo y sentir las voces que nos trae el viento. Muchas maestras, muchos maestros, pasan por estas aulas, para llegar a otros destinos en grandes centros, vamos a contagiarles nuestra pasión, y luego hagamos el esfuerzo de difundir las experiencias exitosas e intentar exportarlas, adaptándolas a las nuevas circunstancias, a otros lugares, a nuevos centros, desde el orgullo de sentirnos maestros artesanos, artistas de la educación. Podrán venir momentos duros entonces puedes recordar las palabras de Laura Capmay
Tú no mates. (Fragmento del Soneto al hijo)
Sé fuerte y generoso en este mundo,
el dolor más atroz, el más profundo,
lo llevan en el alma los que hieren.
Defiéndete si puedes, burla, esquiva,
pero si no te queda alternativa,
tú no mates, tu sé de los que mueren.
Laura Capmany.
No renuncies a esta escuela que te ha dado la vida, tú no mates.
Y por terminar con palabras más amables, palabra que de vez en cuando me aplico yo para no hablar tanto:
Hay que decir lo que hay que decir pronto,
de pronto,
visceral
del tronco;
con las menos palabras posibles
que sean posibles los imposibles.
Hay que hablar poco y decir mucho
hay que hacer mucho
y que nos parezca poco:
Arrancar el gatillo a las armas,
por ejemplo.
(Gloria Fuertes)
¡Vamos a arrancar algunos gatillos tecnocráticos disfrazados de modernidad con los que nos están disparando!