En el periódico vanguardia.com de Colombia se publicó el día 1 de septiembre una noticia que me llamó la atención por su título: La idea de estudiantes de Santander (Colombia) que aplauden en Brasil, México y Corea.
Al leer toda la noticia completa no pude más que pensar en trasladarla aquí, porque se evidencia en ella muchos de los aspectos que convierten un centro educativo de zona rural en una escuela rural: implicación con el proyecto, mejora de la comunidad, trabajo en equipo, interés por la producción de la zona, atención al medio ambiente, implicación de las familias, difusión de las buenas prácticas… para buscar la mejora de la comunidad a la que sirve la escuela, como indiqué hace años en mi definición particular de escuela rural:
“Escuela rural es aquel centro educativo -de cualquier nivel- que ubicado en el medio rural -con los aspectos demográficos, geográficos y socioculturales que ésto implica- intenta promover la innovación educativa y el desarrollo de la comunidad rural a la que sirve. Es una escuela en positivo -aunque exigente con las deficiencias no subsanadas-, escuela de esperanza -basada en la autoestima del propio sujeto y de su medio- y de autoafirmación -por el esfuerzo individual y común-.
En definitiva, escuela rural es la escuela que integrada en un espacio rural lucha por un futuro digno para el medio y la comunidad que la acoge. Todos los centros docentes ubicados en el mundo rural que no se plantean su función positiva para este medio no deben ser considerados escuelas rurales, sino escuelas desruralizadoras.” (Santamaría, R., 1996, 231)
El Colegio Industrial de Oiba, Santander (Colombia) ha promovido en su alumnado el interés por implicarse: crearon un prototipo de lavado automatizado de ganado para proteger a los animales de las garrapatas. Su idea buscaba impactar positivamente al medio ambiente, así como mejorar las condiciones del ganado y la rentabilidad del trabajo, consiguiendo reducir el tiempo de lavado de 100 reses de 8 horas a 5 minutos, según sus estimaciones.
Ilusión no falta ni motivación. Por eso el grupo de investigación ha participado ya en distintas ferias científicas para dar a conocer sus iniciativas y su trabajo colaborativo implicado con la zona rural.
Por este motivo cabe recalcar que cualquier Plan de Escuela Rural deben considerar la educación secundaria, profesional y de adultos en la zona rural y qué funciones deben realizar todos los centros rurales para fomentar el desarrollo individual de su alumnado y comunitario.
Entre las propuestas y medidas definidas en la Directriz contra la despoblación de Aragón, respecto de la educación rural, yo añadiría:
– becas de acceso a ciclos formativos básicos, de grado medio y superior para alumnado de zonas alejadas a sus centros de estudios;
– aproximación de las enseñanzas de idiomas a todas las zonas;
– becas de acceso a FP ocupacional así como a la Garantía Juvenil;
– accesibilidad a la Formación en Centros de Trabajo (FCT) y FP Dual en zonas rurales incentivando las empresas de la zona;
– incentivos para el profesorado que resida en zona rural o se implique con los objetivos educativos y sociales del desarrollo,
– reutilización y ofrecimiento de casas de maestro a los docentes que quieran residir en la zona, donde las hubiera;
– formación específica del profesorado para trabajar en zona rural (escuelas unitarias o multigrado, desarrollo rural, TIC…),
– papel de los centros de educación secundaria y de las escuelas que tienen adscritas como zona única de atención educativa y promoción de la educación para el desarrollo rural y personal;
– posibilidad de desarrollo de Centros Integrales Rurales (ESO, Batxillerato, FP, EOI, Adultos…) y red básica de educación (infantil, primaria y secundaria en todas las zonas);
– desarrollo de órganos educativos de participación social (consejos escolares territoriales)
– desarrollo de servicios de soporte educativo de zona-comarca-provincia:
. CRIE, CIFE, Orientación de zona, servicios sociales
. mantenimiento de infraestructuras educativas: TIC, escuelas, internet, bibliotecas…