“Uno de los estigmas que deben combatir estas mujeres es el de su invisibilidad. Muchas de las que trabajan hoy en el mundo rural permanecen escondidas tras los hombres que son los que cultivan el campo (y, por tanto cotizan), mientras que ellas se quedan cuidando de la casa o del huerto.
La asociación Dones al Món Rural se ha constituido recientemente con la finalidad de dar voz a todas las mujeres que trabajan en el sector agrícola, ganadero, forestal y de la pesca. Ser la voz de todas aquellas mujeres que hasta día de hoy han estado silenciadas, pero trabajando.”
“Mujer y ganadera
Anna Jiménez se dedica al sector de la ganadería en el Baix Ebre. En 1996, por circunstancias de la vida, aunque no por vocación, creó Granja Luisiana, una industria alimentaria que ahora cuenta con 12 trabajadores. Su granja está dedicada a la cría especies de patos y pollos de corral, de una manera natural, aunque no ecológica.”
“Ganadera y empresaria
En Cal Bassacs, una pequeña barriada del municipio de Gironella en el Berguedà, se encuentra Mònica Pon, una mujer que quiso seguir los pasos de su familia. Hace 16 generaciones que los Pons se dedican a la ganadería. “Seguí el legado de mi familia. 16 generaciones y yo sigo”, afirma Pon.
Pon tiene muy claro que el hecho de ser mujer no le impide trabajar de nada “No entiendo que sea de otra forma. Las mujeres podemos trabajar de todo, y llevando una granja también”.
“Profesora rural
La confianza también es algo que reside en las escuelas. Àngela Ollé es profesora en una escuela rural de Navès, un pueblo de 283 habitantes. La escuela Aiguadora tienen este curso 31 alumnos, el récord en dos décadas. “La escuela rural está arraigada en el municipio, da vida y dinamiza la actividad del pueblo, y en muchos casos son el eje principal del pueblo” cuenta Ollé.
Ollé lleva trabajando como profesora en la escuela rural 21 cursos. Fue a trabajar a este tipo de colegio por casualidad, pero confiesa que ahora es su vida. Este centro educativo forma parte de lo que se llaman Zer, Zona Escolar Rural. Está formado por siete escuelas del Solsonés que comparten profesores especialistas.
Pero Ollé no solo es profesora en la escuela, es muchas más cosas. “En la escuela rural somos profesores, conserjes, secretarios… Somos de todo”. “Si se rompe algo, llamas al técnico, si no hay tinta, la cambiamos… y parte, hacemos clase”. afirma.
“Este tipo de escuela te permite crear un vinculo emocional con las familias”, explica. Además no separan a los niños por franjas de edad si no por ciclos. “Es impresionante ver como los mayores ayudan a los más pequeños a aprender y a descubrir el mundo”, afirma entusiasmada.
Ser profesora en la escuela rural te permite ser mucho más que una profesora. Te permite tener a los niños como algo más que un alumno o un número. La relación es fantástica, confiesa Àngela. “El hecho de tener tan pocos alumnos creas una conexión que va más allá de los años escolares”, explica Ollé añadiendo que es muy gratificante cuando los niños que un día tuviste te ven a ver y los ves triunfar.
ÁNIMOS.
VOSOTRAS ATRAEREIS LAS SOLUCIONES PARA EL MEDIO RURAL.