Haciendo una asamblea con el alumnado de infantil del colegio de Mendigoiti un niño contó que su abuelo tenía un huerto.
Los niños y niñas mostraron interés por el huerto y decidimos plantar algo.
Para ello, hicimos un pequeño experimento.
Trajimos 4 dientes de ajo y los metimos en un palito de pincho moruno.
Hicimos un dibujo del diente de ajo.
Colocamos una parte de los ajos en el agua y el alumnado hizo su propia hipótesis de lo que creían que iba a ocurrir (ej: se van a hacer más grandes).
Durante varios días fuimos observando como evolucionaba (salían raíces, hojas…).
Tras varios días hicimos otro dibujo de los ajos.
Cuando creció mucho decidimos trasplantarlo a la huerta que teníamos fuera del aula y cuando pasó mucho tiempo el alumnado decidió que querían ver como estaba bajo la tierra.
Lo desenterramos y vimos los cambios que había tenido para poder volver a dibujarlo. Para observarlo utilizamos lupas y microscopios.