Parece que la OCDE en PISA 2015 no tiene interés por evidenciar las diferencias de equidad urbano-rural, puesto que siendo su brecha más fuerte que la de género apenas la analiza olvidando que en PISA 2012 las brechas de localización eran ya patentes.
Pero más grave todavía es que cuando los rurales obtienen mejores “resultados” este dato no aparezca en el texto y los investigadores hayan de recurrir a las tablas de datos para descubrirlo. Pese a ello hemos encontrado el folleto Trends Shaping Education Spotlight 9. Country Roads: Education and Rural Life (CERI 2017) y el blog de Marc Fuster, asesor de la OCDE, sobre educación rural que tratan la ruralidad en la OCDE, ajenos a una visión negativa de la escuela rural, donde plantean pros y contras con ponderación y formulan propuestas. Especialmente interesantes son las relativas al arraigo del profesorado con experiencia y vocación rural.
En abril de 2017 el Centre for Educational Research and Innovation CERI de la OCDE publicó el folleto de 12 páginas Caminos rurales: educación y vida rural. Este opúsculo no es un estudio sobre escuela rural, sino que pretende apuntar una serie de datos que la OCDE ha recogido en distintos procesos (PISA sobre evaluación de competencias de alumnado de 15 años, indicadores socioeconómicos regionales y estatales, TALIS sobre profesorado…) y evidenciar algunos problemas vinculados a la escuela rural en los distintos países de la OCDE, así como sus ventajas.
Se trata el acceso a preescolar, el abandono escolar prematuro, la continuidad en los estudios, la formación del los docentes que no suele considerar la escuela rural ni la multigraduación, su falta de experiencia y apoyos, el nivel socioeconómico y cultural, el acceso a las TIC… tienen impacto en los resultados, así se afirma que en PISA 2015, los alumnos urbanos superaron a los rurales en ciencias en un promedio equivalente a un año de escolaridad.
Realmente la diferencia entre la media de los alumnos de centros ubicados en poblaciones de menos de 3000 habitantes y la de media de sus homólogos de grandes ciudades con más de un millón de habitantes es de 30 puntos, algo inferior a la media estimada de 38 puntos equivalentes a un curso escolar.
Pero lo más curioso es que cuando se refiere a la diferencia de medias entre urbano y rural, contando el efecto del nivel socioeconómico las diferencias en algunos países son negativas (Bélgica, Reino Unido, Estados Unidos, España, Alemania) lo que significa, que en estos estados al considerar el nivel socioeconómico los alumnos rurales obtienen mejor resultado que los urbanos en ciencias en PISA 2015.
España está entre ellos. Este dato “sorprendrente” en la OCDE parece que se “difumina” en todo el texto.
No obstante se citan temas en los que las pequeñas escuelas tienen ventajas (generalmente menos alumnado y ratios más bajas, proximidad de la escuela a la comunidad, interacción entre distintas edades, actividad vital de la escuela como una comunidad…). Y cuando los maestros encargados tienen formación y experiencia en estas escuelas rurales multigrado implican a la comunidad y suelen obtener buenos resultados con metodologías activas (proyectos, resolución de problemas, fomento de la lectura, etc) favoreciendo la inclusión.
Algunas de estas “ventajas”, conocidas por muchos docentes e investigadores de la escuela rural eran obviados en muchos documentos institucionales y de la OCDE, pero ahora se evidencia que pueden contribuir a explicar, en parte, los buenos resultados de los rurales de algunos países en PISA 2015.
A partir del documento se puede acceder a otros estudios y bibliografía para profundizar en la realidad de la escuela rural, considerada fundamental para el futuro del medio rural porque prepara para la vida, en el medio rural o en otro, y para e futuro.
Además de los temas educativos se expone un circulo vicioso y otro cículo virtuoso para el desarrollo rural, en el que se relaciona educación, trabajo, expectativas, juventud y demografía… y se deduce el papel fundamental de la escuela en el desarrollo demográfico sostenible de las zonas rurales.
Finalmente plantea una serie de preguntas interesantes para pensar sobre el futuro para el medio rural y la sociedad en general:
1. ¿Qué tipo de habilidades deberían desarrollar las escuelas rurales para satisfacer la demanda de los mercados laborales regionales del futuro? ¿Existe un intercambio entre las necesidades de habilidades regionales y el desarrollo de individuos de alto talento?
2. ¿Cómo se verían las necesidades de habilidades regionales si la automatización de empleos aumenta dramáticamente en los próximos años? ¿Qué significa eso para la infraestructura, los recursos y las necesidades de capital humano de las escuelas?
3. ¿Qué pasaría si una combinación de mejoras en el transporte y la comunicación, una mayor flexibilidad laboral y tiempo de ocio, y altos niveles de contaminación, problemas de movilidad fueran a renovar el interés en la vida rural? ¿Qué tipo de habilidades necesitaríamos en una futura ruralidad? ¿Un regreso a la artesanía artesanal, tal vez?
Marc Fuster resume el folleto de forma consisa y clara en una página, insistiendo en el papel de la escuela para el futuro de las sociedades y para las comunidades rurales. Además ofrece enlaces a otras fuentes y se puede usar un traductor, si no manejamos inglés.
Seguiremos aportando datos para la reflexión hacia el Plan de Escuela Rural usando también documentos de la OCDE.