Albalate de Cinca, 10-09-2012
Abrazos a la entrada. Mochilas pesadas. Mamás alteradas que les alivian, seguramente demasiado, la carga. El aula se amuebla con 15 sonrisas y una más, la del maestro que quiere apropiarse de todas, atesorarlas en el mejor rincón, alimentarlas y hacerlas florecer para cuando sean necesarias.
¿Dónde dejo esto? ¿Cuando salimos al recreo? ¿Natalia se ha ido a Valencia? ¿Ya no veremos más a Denis? ¿Haremos equipos? La mano levantada del maestro hace que se acallen tantas preguntas y que se instale el silencio, por algunos momentos, en la clase. Los quince pares de ojos brillan conteniendo tanta pregunta, tanta curiosidad.
Eva, el único rostro nuevo. Habrá tiempo para que hable y se presente de forma detallada. Ahora, vamos a jugar con los nombres y que tengan un espacio para sentirse importantes. Cito sus apellidos y responden con el nombre, poniéndose de pie y recibiendo el aplauso de los compañeros. Seguimos jugando y mezclamos nombres con pelotas, sonrisas, piropos,… nos miramos a los ojos.
Repartimos horarios, presentamos profesores, algunas instrucciones. Leemos un libro “El contador de cuentos” Me ha parecido adecuado por lo que tiene de viaje y por la desmitificación de la bondad absoluta para conseguir las cosas. En un vagón de tren viajan tres inquietos niños con su tía, y un viajero ajeno al grupo. La tía intenta calmar a los niños contándoles cuentos llenos de virtudes pero nada divertidos. Así que el viajero decide intervenir con una historia muy diferente. Un libro de la editorial EKARÉ, escrito por el autor inglés Saki, y bellas ilustraciones de Alba Marina Rivera. Tiene el efecto de calmar el ambiente y eficaz para lograr atención. Ni una interrupción hasta el final. El grupo- clase no reacciona igual que los protagonista ente el final del cuento. Se quedan tristes y a la vez aliviados, estamos descubriendo sentimientos sin sentirnos culpables, aprendemos a explicarnos lo que nos pasa por dentro.
Sabemos que nos embarcamos en una nueva aventura para descubrir nuestros propios tesoros como personas y como equipo. Citamos algunos peligros a los que nos vamos a enfrentar: Perezoso, Rabietas, Comodón, Quejicas, Chuleta,… sabemos que irán apareciendo, ya los conocemos del curso pasado, y nos complicarán el camino. Nos tenemos los unos a los otros y sabemos cuidarnos, iremos descubriendo nuestras fortalezas y aprenderemos a utilizarlas adecuadamente.
Nos organizamos los materiales, dejamos las mochilas más ligeras, vamos desprendiéndonos de tanta ansiedad, reparamos fuerzas con el almuerzo, nos desfogamos en el patio y volvemos, más serenos, a nuestra aula. ¿No vamos a trabajar hoy? ¡Vamos con el primer trabajo!. Vamos a dibujarnos de cuerpo entero, un autorretrato, utilizaremos colores y nos situaremos en un paisaje, en un lugar, el que tú quieras, cuando estén acabados haremos una exposición y los presentaremos a nuestros compañeros con una explicación de nuestro dibujo.
¿Ya nos tenemos que ir? ¡Qué poco ha durado el primer día! Yo necesito un abrazo, y yo, yo también, yo también quiero,… La clase queda recogida y con el hasta mañana, las últimas confidencias,… La travesía acaba de empezar, mañana nos veremos de nuevo en cubierta.
Las familias los reciben en la puerta preguntando como ha ido, creo que su cara de satisfacción y la mía ahorran muchas explicaciones. Me quedo impregnado de las 15 criaturas que me hacen caminar más ligero cuando saludo a los compañeros y valoramos como nos ha ido el día.